miércoles, 25 de noviembre de 2009

Los clavos, las piedras, los palos:

1

los clavos,
pecado tras pecado,
clavados en pies y manos,
crucificando al carpintero.
Los clavos
Que sostienen cuadros,
Fotos, retratos,
Entre el desquebrajar de pintura
Y el martillo lapidario.
Los clavos,
Tachuela en tu zapato,
Tornillo en tu cabeza,
Resorte en tus palabras,
Tuerca sosteniendo presas.
Los clavos,
Sosteniendo cráneos,
Cabezas colgadas,
Trofeos de la muerte,
Alfileres en las alas
De la mariposa ultrajada,
Lasa agujas que se clavan
En el ovillo de un gato.

2

las piedras, adornando
las canchas, tiradas
desde las tribunas,
en contra de los adversarios
y de los de palo de goma,
de los de bala de plomo
y púa en el estómago,
con rosario en el cuello
y revólver en los huevos.
Las piedras
Arrojadas desde la orilla,
Sapito en las aguas
De lago, de río,
Con amigos,
Tiradas como caracolas
Entre las olas
Que tragan gaviotas,
Y la espuma veloz
Que moja las arenas.
Las piedras
De brazos
Que esconden la mano,
De gomeras de saetas apuntadas,
De ventana que nadie abre,
De vidriera céntrica,
De sangre que cae
Del chichón de la conciencia
Y la carne asada
Por el raspar de ambas.

3

Los palos
de las protestas por el llanto,
por el hambre indigno,
por el ser y el sol.
Los palos,
entre dedos de borrachos
que golpean sin parar
los teléfonos públicos,
entre los que golpean sin parar
los rostros, los labios, los ojos,
machacando las narices,
las mentes, las denuncias,
las memorias, los carteles,
los parches de ropa rajada,
entre el aliento de los forcejeos.
Los palos
que sostienen la luz,
el tendedero del sol,
los arcos de empate eterno
y sacudido gol,
las cruces de estéril entierro
y de flor marchita.
Los palos
que sostienen la plantita
para que llegue,
que sostienen las paredes
para que llueva tranquilo
y que se arrojan al agua
como timones sin balsa.
los palos,
un báculo de hierva
o las patas de la mesa
pero ese palo ahí clavado
no crecerá ni dará siembra.
Los palos,
entre las gentes
están siempre elevados,
algunos sostienen pestes,
y otros pan y trabajo.
Algunos son más lustrosos
por haber bien apaleado,
descontando costillas chuecas
y esperanzas de bicarbonato.
algunos son más precoses
entre musgo y reseco pasto
con puntiagudos brillantes
entre plástico y neumáticos,
entre esqueleto de karting
y muñeca sin brazos
con pestañas rotas, aún abiertas
y barro, todo barro,
bañada está, como en seda.
Los palos
entre los puños de frenética marcha
y las piedras de constante picoteo
entre los cascos azules,
los caparazones de las bestias
que son menos que larvas,
muriendo despacio
en los hoyos solos de sus habitaciones
llenas de gritos y pedidos,
de súplicas de parar
y en su cabeza,
el resonar de palos,
el descarnar de clavos
y el chocar de piedras
prosigue en su sordo
y automático
reproducir de golpes
que achacan,
arrancan carne,
machacan,
desatan muelas,
prosiguen,
desprenden los tendones tensos,
¡Ya basta!
Su sangre fría
no desconecta los gritos
nacarados en la masa.
Corridas y descontentos,
marcados en todas partes,
en cada esquina un abatido,
un pedazo de carne,
gotas de sangre
en cada chaleco antibala,
entre los disparos a matar
y los pedazos que saltan,
entre las pancartas y las gomeras,
entre los clavos oxidados
apuntando a la pierna descubierta.
Los escudos sin alma
para los que nada dicen
y de nada hablan,
para los que nunca reciben
ni piedras ni palos
ni cruces clavadas
en sus puertas de cristal ahumado,
de reloj distinto
al de los ahogados,
y también distinto
al de los lobos
de luna enjaulada
y ojo fusilado.


4

Entre tanta historia ajena
y tanto dolor enajenado,
sin embargo,
se destila el clavo en la tierra
y da frutos el clavo reseco,
estancado como hachazo en el barro
y la piedra produce hongos
que se alimentan de la materia inanimada.
Se añeja la sabia del palo
y brota un tallito del clavo,
de la piedra nace un nido,
nido de fibras de raíz de árbol.
Y entre la piedra,
el palo y el clavo
tanto se ha derramado,
¡ Qué la piedra vuele como un ave!
¡Qué el palo crezca
y llegue al pico alto!
¡Y qué el clavo
dé raíces de alfileres
y fruto de tuercas,
junto con tornillos y flores
de oxidado aserrín!
Arco iris de carbón
clavado en la pared,
restos del polvo incendiado,
y esa ventana agujereada
como cíclope maldice
esa inmensa catarata
por la piedra de legaña.

2 comentarios:

cabro dijo...

buena gusta!!! buenos escritos...tenes adentro cien monos alterados y esquizofrenicos, pero lucidos tambien, que escriben y escriben compulsivamente...en algun momento va a salir algo que valga la peña.
sabes que no es de mala leche, los que estamos lejos de los dioses te envidiamos...

cabro dijo...

buena gusta!!! buenos escritos...tenes adentro cien monos alterados y esquizofrenicos, pero lucidos tambien, que escriben y escriben compulsivamente...en algun momento va a salir algo que valga la peña.
sabes que no es de mala leche, los que estamos lejos de los dioses te envidiamos...