lunes, 7 de diciembre de 2009

elegía a la FLIA

hay dias donde todo lo aprendido se borra y me desoriento entre la metropolis, tanto ruido y ansiedad de tanta gente y ese sacralizar de los momentos cuando me siento como en un viaje permanente y floto entre la insolación de un domingo temprano y entre las calles tangueriles de carteles que ya pasaron y ventanas con trapos que una vez fueron cortinas y la poesía fluia entre amigos de la bebida y palabras sucias y olor a maría con infaltable perro durmiendo debajo de uno de los puestos de los mil colores y los mil cuentos mientras unas chicas vendian pan casero sentadas a lo indio con bambula psicodelica y sonreían con el bebé con cresta en los brazos de su madre vestida de parches y la señora larva gritaba en jolgorio entre las aulas y otros contemplaban asombrados las máquinas mientras los de correpi hablaban de 5.000 muertes por gatillo facil y el policía en la esquina miraba con su rostro imperturvable y se recitaba y se compartía y no había abajo arriba y que mejor lugar para hacer una feria del libro independiente que en una grafica recuperada! no en exposiciones de agasajo eventual y obligado o entre carneros premiados en poleas. y vuelvo otra vez con mi mirada encendida a las casas chatas a los terrenos amplios y a los rostros secos de mi bondi sureño, pero desde esta periferia han venido mis versos.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Los clavos, las piedras, los palos:

1

los clavos,
pecado tras pecado,
clavados en pies y manos,
crucificando al carpintero.
Los clavos
Que sostienen cuadros,
Fotos, retratos,
Entre el desquebrajar de pintura
Y el martillo lapidario.
Los clavos,
Tachuela en tu zapato,
Tornillo en tu cabeza,
Resorte en tus palabras,
Tuerca sosteniendo presas.
Los clavos,
Sosteniendo cráneos,
Cabezas colgadas,
Trofeos de la muerte,
Alfileres en las alas
De la mariposa ultrajada,
Lasa agujas que se clavan
En el ovillo de un gato.

2

las piedras, adornando
las canchas, tiradas
desde las tribunas,
en contra de los adversarios
y de los de palo de goma,
de los de bala de plomo
y púa en el estómago,
con rosario en el cuello
y revólver en los huevos.
Las piedras
Arrojadas desde la orilla,
Sapito en las aguas
De lago, de río,
Con amigos,
Tiradas como caracolas
Entre las olas
Que tragan gaviotas,
Y la espuma veloz
Que moja las arenas.
Las piedras
De brazos
Que esconden la mano,
De gomeras de saetas apuntadas,
De ventana que nadie abre,
De vidriera céntrica,
De sangre que cae
Del chichón de la conciencia
Y la carne asada
Por el raspar de ambas.

3

Los palos
de las protestas por el llanto,
por el hambre indigno,
por el ser y el sol.
Los palos,
entre dedos de borrachos
que golpean sin parar
los teléfonos públicos,
entre los que golpean sin parar
los rostros, los labios, los ojos,
machacando las narices,
las mentes, las denuncias,
las memorias, los carteles,
los parches de ropa rajada,
entre el aliento de los forcejeos.
Los palos
que sostienen la luz,
el tendedero del sol,
los arcos de empate eterno
y sacudido gol,
las cruces de estéril entierro
y de flor marchita.
Los palos
que sostienen la plantita
para que llegue,
que sostienen las paredes
para que llueva tranquilo
y que se arrojan al agua
como timones sin balsa.
los palos,
un báculo de hierva
o las patas de la mesa
pero ese palo ahí clavado
no crecerá ni dará siembra.
Los palos,
entre las gentes
están siempre elevados,
algunos sostienen pestes,
y otros pan y trabajo.
Algunos son más lustrosos
por haber bien apaleado,
descontando costillas chuecas
y esperanzas de bicarbonato.
algunos son más precoses
entre musgo y reseco pasto
con puntiagudos brillantes
entre plástico y neumáticos,
entre esqueleto de karting
y muñeca sin brazos
con pestañas rotas, aún abiertas
y barro, todo barro,
bañada está, como en seda.
Los palos
entre los puños de frenética marcha
y las piedras de constante picoteo
entre los cascos azules,
los caparazones de las bestias
que son menos que larvas,
muriendo despacio
en los hoyos solos de sus habitaciones
llenas de gritos y pedidos,
de súplicas de parar
y en su cabeza,
el resonar de palos,
el descarnar de clavos
y el chocar de piedras
prosigue en su sordo
y automático
reproducir de golpes
que achacan,
arrancan carne,
machacan,
desatan muelas,
prosiguen,
desprenden los tendones tensos,
¡Ya basta!
Su sangre fría
no desconecta los gritos
nacarados en la masa.
Corridas y descontentos,
marcados en todas partes,
en cada esquina un abatido,
un pedazo de carne,
gotas de sangre
en cada chaleco antibala,
entre los disparos a matar
y los pedazos que saltan,
entre las pancartas y las gomeras,
entre los clavos oxidados
apuntando a la pierna descubierta.
Los escudos sin alma
para los que nada dicen
y de nada hablan,
para los que nunca reciben
ni piedras ni palos
ni cruces clavadas
en sus puertas de cristal ahumado,
de reloj distinto
al de los ahogados,
y también distinto
al de los lobos
de luna enjaulada
y ojo fusilado.


4

Entre tanta historia ajena
y tanto dolor enajenado,
sin embargo,
se destila el clavo en la tierra
y da frutos el clavo reseco,
estancado como hachazo en el barro
y la piedra produce hongos
que se alimentan de la materia inanimada.
Se añeja la sabia del palo
y brota un tallito del clavo,
de la piedra nace un nido,
nido de fibras de raíz de árbol.
Y entre la piedra,
el palo y el clavo
tanto se ha derramado,
¡ Qué la piedra vuele como un ave!
¡Qué el palo crezca
y llegue al pico alto!
¡Y qué el clavo
dé raíces de alfileres
y fruto de tuercas,
junto con tornillos y flores
de oxidado aserrín!
Arco iris de carbón
clavado en la pared,
restos del polvo incendiado,
y esa ventana agujereada
como cíclope maldice
esa inmensa catarata
por la piedra de legaña.

lunes, 16 de noviembre de 2009

oscuro


estaba en el baño.ya se había abierto la bragueta, había escupido para sentir el sonido del agua e imitado el correr de la orina con los labios en chasquido y los dientes juntos cuando se cortó la luz.

dificultosamente, terminó de orinar y miró a ambos lados, como ciego, tratando de aferrarse a algo, el corazón le latía intenso, se movía para todas partes, se chocaba, como encerrado en la oscuridad de ese baño y recordaba, cuando niño, cuando todos alarmados gritaban cuando la luz se cortaba y buscaban alterados una vela, volvían al rudimentario fósforo y su pradre salía afuera para ver si era general o sólo eran sus fusibles y luego verse a través de esa llamita que zigzagueba entre las respiraciones exaltadas, los insultos al aire, las caras de miedo ancestral que los poseía y él se acordaba de ese libro enorme, rojo, de cuentos de hadas, y como le daba miedo cuando llegaba esa página donde un hombre en sombras abría una puerta sólo iluminado por la luz de la luna llena que delineaba su silueta y le daba tanto terror que pataleaba para que cerraran, alejaran el libro o pasaran rápido esa hoja y seguir a la tranquilizadora escena donde el gato, el perro, el gallo y el caballo atacaban al pobre incauto, no tan inocente, más bien el ladrón malvado que había entrado en esa casa de nuevo y asustado por lo que para él eran fantasmas, se alejaba despavorido para contar su azaña a los otros rufianes.

todo eso pensó, sintió, recordó en ese instante y se volcó de lleno a abrir la puerta y salir a la también oscura morada afuera, donde decidió más bien salir, ver las estrellas, disfrutar el escenario atípico de las veredas en penumbras y lasesquinas que se perdían a los pocos metros, como las sombras que transitaban como espectros premonitorios de tantas desgracias y la luna auscente no ayudaba.

al otro día, ya lejos de ese extraño miedo que lo invadió en el baño, ese miedo a lo desconocido, eso que puede aparecer donde no dominamos, donde no podemos ver. el joven se sentó en el claro, al lado de su ventana. el sol brillaba fuerte esa tarde y entraba iluminando sus ropas, sus cabellos, su equipo plateado de música donde escuchaba a sus dioses que lanzaban voces atronadoras entre el rayo de las cuerdas y esas notas eléctricas y el tambor del latido de la tierra le retumbaba en el pecho y se sentía bien, tranquilo, hasta que llegó el otro tema, esa balada, esa que con palabras que entendía le hablaban directo a él y le recordaban su desamor, su pérdida, y se sumergía muy dentro, muy profundo y era ese ayer aún más oscuro que la noche pasada, volvían los besos sin ganas, los reproches, los rencores, su voz bella y delicada, toda ella, entre esas notas que lo embrujaban al recuerdo de su amada. dioses inmisericordes, torturadores, reirían a lo lejos, altísimos, inabarcables, pero sabía que en verdad también ellos sintieron eso, ese malestar de oscuridad en el pecho, esa angustia de que te cueste el entrar el aire a los pulmones en karma de gérmenes y la muerte no era nada en relación a su dolor, a su nunca olvido.

se acostó en la cama cuando ya anochecía. no podía dormir, le costaba tanto, reaparecía, se revolcaba, volvía a aparecer, apretaba su rostro en la almuhada, se levantaba, caminaba, encendía la luz como si así fuera más calmo, seguro, acogedor, pero lo vencía el cansancio y como una pesadilla, ese rostro en sombras reaparecía, impasible, obserbándolo como pidiendo explicaciones, pero él era quien se había quedado con palabras en su boca y no había peor terror, nada que atormentara más que ese oscuro interior, incontrolable.

Set del DJ de lo que vienen:


inspirado en poema de civilización Maya.



ofresco, ofresco florida hierva.

iré yo a la casa del sol!

es hermosa y muy rica.

fui ya a ese gran lugar!

oh, nadie siente la vibración,

la flor aterciopelada del acido.

convido mis frescos cogollos

que dan fragancia embriagadora

entre las rondas.

cada vez que el sol

vuelve al cielo caleidoscópico,

mi alma se entristece,

ojalá fuera eterna la noche!

ojalá estuviera pintado yo

y pintara a todo gris hombre y mujer

de las calles sucias!

sobre el pasto toca el DJ

de los que vienen!

tantas drogas! de todos los colores,

tantas alucinaciones,

que se celebre la fiesta psico!

oh, dioses de las consolas

que haya danza a pleno, extaciado trance,

esta es la casa de la locura.


sobre la parada tornasol aún estamos de pie,

rodeados de azules cobanis,

y junto al agua de zanja está ahora

el que vagó entre las nubes expléndidas.



paráfrasis a Pablo Neruda


todos los objetos me miran

con sus manos de Pilatos

y en la mesa, el vaso

donde naufrago.


tu voz aún resuena,

meto mis dedos en la boca

de la noche de afuera

que me lame ventosa.


dónde estás, loca?

brilló el mar

más allá de las rocas

donde chocás?


no puedo cambiar,

soy sólo deseo,

soy lejano andar

y siempre vuelvo.


perdoná, quiero que vengas,

quiero dejar la flor podrida,

volver a los besos que quedan,

que pueden andar, aún con vida.


quiero volver a tocar

tu carne florida,

volver al esfuerzo vital,

al apenas sentir tanta alegría.


pero es tarde, ya lo sé,

nos ganó la velocidad de internet,

la calle naufragio. nos perdimos

en este infinito acartonado.

distención:

¿ La completitud
está en el verso
que no fue?

¿ La gran felicidad
está
afuera?

¿La visión
trascendental
sucede mientras
comes guiso
de lentejas?

jueves, 12 de noviembre de 2009


"Es necesario explorar sistemáticamente el azar" Censier ( )

ARTAUD

  • El mundo fisíco todavía está allí. Es el parapeto del yo el que mira y sobre el cual ha quedado un pez color ocre rojizo, un pez hecho de aire seco, de una coagulación de agua que refluye. Pero algo sucedió de golpe. Nació una aborrecencia quebradiza, con reflejos de frentes, gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago y que tenía color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas líneas colgaban; y en esas líneas, círculos de senos trazados en la sangre del cerebro. Pero el aire era como un vacío aspirante en el cual ese busto de mujer venía en el temblor general, en las sacudidas de ese mundo vítreo, que giraba en añicos de frentes, y sacudía su vegetación de columnas, sus nidadas de huevos, sus nudos en espiras, sus montañas mentales, sus frontones estupefactos. Y, en los frontones de las columnas, soles habían quedado aprisionados al azar, soles sostenidos por chorros de aire como si fueran huevos, y mi frente separaba esas columnas, y el aire en copos y los espejos de soles y las espiras nacientes, hacia la línea preciosa de los seno, y el hueco del ombligo, y el vientre que faltaba. Pero todas las columnas pierden sus huevos, y en la ruptura de la línea de las columnas nacen huevos en ovarios, huevos en sexos invertidos. La montaña está muerta, el aire esta eternamente muerto. En esta ruptura decisiva de un mundo, todos los ruidos están aprisionados en el hielo; y el esfuerzo de mi frente se ha congelado. Pero bajo el hielo un ruido espantoso atravesado por capullos de fuego rodea el silencio del vientre desnudo y privado de hielo, y ascienden soles dados vuelta y que se miran, lunas negras, fuegos terrestres, trombas de leche. La fría agitación de las columnas divide en dos mi espíritu, y yo toco el sexo mío, el sexo de lo bajo de mi alma, que surge como un triángulo en llamas...
(...)




Uccello, mi amigo, mi quimera, has vivido con ese mito de pelos. La sombra de esa gran mano lunar donde imprimes las quimeras de tu cerebro jamás llegará hasta la vegetación de tu oreja, que gira y hormiguea a la izquierda con todos los vientos de tu corazón. A la izquierda los pelos, Uccello, a la izquierda los sueños, a la izquierda las uñas, a la izquierda el corazón. Todas las sombras se abren a la izquierda, naves, como orificios humanos. La cabeza recostada sobre esa mesa donde toda la humanidad se tambalea, qué otra cosa ves que la sombra inmensa de un pelo. De un pelo como dos bosques, como tres uñas, como un pastizal de pestañas, como un rastrillo en las hierbas del cielo. Estrangulado el mundo, y suspendido, y eternamente vacilante sobre las llanuras de esta mesa plana donde tú inclinas tu cabeza pesada. Y a tu lado cuando interrogas los rostros, qué ves sino una circulación de ramificaciones, un emparrado de venas, la huella minúscula de una arruga, el ramaje de un mar de cabellos. Todo es giratorio, todo vibrátil, y qué vale el ojo desprovisto de sus pestañas. Lava, lava las pestañas, Uccello, lava las líneas, lava la huella temblorosa de los pelos y las arrugas sobre esos rostros colgados de muertos que te miran como huevos, y en tu palma monstruosa y llena de luna como de un alumbrado de hiel, aquí tenemos todavía la huella augusta de tus pelos que emergen con sus líneas finas como los sueños en tu cerebro de ahogado. De un pelo a otro pelo, cuántos secretos y cuántas superficies. Pero dos pelos uno al lado del otro, Uccello. La línea ideal de los pelos intraduciblemente fina y repetida dos veces. Hay arrugas que dan vuelta a las caras y se prolongan hasta el cuello, pero bajo el cabello también hay arrugas, Uccello. Por eso puedes dar toda la vuelta a ese huevo que cuelga entre las piedras y los astros, y es el único que posee la animación doble de los ojos.

ANTONIN ARTAUD

las expectativas del ogro





la tierra tiene piel y la piel tiene enfermedades, una de ellas es el hombre.
Friedrich Nietzsche.

martes, 10 de noviembre de 2009

poema n* 0

todo está roto
quemado,
sucio
no hay un buzo que safe
me duele el marulo,
salgo
a ver si pasa algo
si me cruzo
con lo que estoy buscando
y mañana otra vez
es nuevo el mundo.

poema n" 1

observo las luces,
el cartel de 7 up,
veo la geopolitica
yanqui protestante,
latinoromano,
la tecnologia donde
sin embargo
aunque con mp4
el hombrese sigue matando,
quiere llegar
a un dia mas,
se alegra si llega
sano y salvo a casa,
pero en verdad
llega filtrado
y cansado,
persecuteando
al abrir la puerta
al caminar,
enfermando,
y nada tiene paz
y mi ser es una esponja
con tantos poros
con tanto vacio,
agujeros,desamor,
desesperanza,
soledad,
hastio.

poema andado

bocinas
combulsión
todos a congreso
mi sangre hierve
el cemento
la estación
obreros al poder
rojo
no mires atrás
loco
que belleza
para masticar
puente carteles
pintadas
militando
en los cafés
la que sacude las moscas
de las tortillas
asiéndose
afuera del tren
293
piba sentada
que lee para
una materia
que olvidará después
remarca ideas ajenas
y fastidiosa mira
para afuera
vidrios que reflejan
otoño sin amor
bocinas
combustión
belgrano y maipú
sistemas
tipo tirado
apertura
cana en la esquina mirando
avellaneda
nena jugando en la escalera
construcción
remis aqui
diarios revistas
dvd
gente subiendo a montón
convinar, coordinar
bilingue
por favor
ni hablar
pijamas
reservado
fogoneros
fuera
ejercito
guardia imperial
nueva
municipalidad
cobertura
caños de escape
préstamo
oferta
basta
de culpar
clarín
miente
mafia o pueblo
kiosco
computación
renacer
trajedia
el tano
no pode
flores
prohibido
palacio
new l y m
telefono
lanares
jp
pedilas hoy
la plata es nuestra
es contra el pueblo
abajo el trabajo
preparate a verlo
block
acceso
rock
huestes
el paro del campo
a la ciudad de
unión
larralde
polarizados
rojo capo
basta de zurdos
cigarrillos
vendió
sandro
parrilla
baterias
hierros
aves de lirio
lopez
pepsi gol
fundación vida
el trabajo sirve para
es simple, solo
parada linea
distribuidor
respete los
vende
victoria
heladería
carnes
espiralado
vacio
mat. electricos
hospital
entrada exclusiva
dirección obligatoria
peatones
un cielo que raja la tierra
una fogatita de hojarasca
capillita del gauchito
gracias
san expedito
facilitamos
juntá tus tapas
voces tapadas
por motor y chirrido
de ventanillas.
y después dicen que nadie lee.
parcialmente,
porque es sólo una mano,
estoy leyendo todo esto.

noche de ayer

- decime, qué te parezco yo? dale...qué pensás de mí realmente?
-bueno...sos un gran amigo que me mostró otro camino en un tiempo para ser lo que soy ahora de alguna manera y que todo bien, yo que sé.
-tss,... sos un cobarde- me dice y se me avalanza. amaga a pegarme. dice:
-pum!
se rie. yo me rio.
- te imaginás que uno se caliente así?
-jaja
-jaja
mientras, los perros corrían, narcotizados por las ruedas de los autos. los perseguian media cuadra y retrocedian a beber el agua de la zanja o de ese caño que perdía, ahí, en la estación, donde, mirando cagados de frío, no nos quedaba otra, esperábamos el bondi a las dos de la matina un domingo de helada, pero nos divertíamos como podíamos, nos retrotraíamos a los años dorados, a las chicas de esos tiempos y lo que había sido de ellas si es que aún lo sabíamos, recordábamos viejos atracos, apodos, borracheras, sexo en extraños lugares, fumar faso disimulado en un pucho en la panchería, y uno de los perros, el campeón de las olimpíadas de la hirigoyen, hacía detener coches, se les ponía enfrente y masticaba las luces.
tendría poca vida, de esta no salía, decíamos nosotros y los perros corrían a un nuevo incauto, esta vez unos pendejos que con una botella vacía le querían hacer frente y estúpidamente les gritaban a los que nada entendían, sólo colgados en las yantas, en la circundante y endemoniada, la gira que te gira y ese petizo les ganaba a los coches arrancando con ellos en el semáforo y luego venía, aún agitado, a pedirnos unas 9 de oro, hasta que el bondi vino y nos fuímos. dejamos atrás las caminatas para mear, los que preguntaron la hora, las que preguntaron si venía todavía, los que pidieron fuego para un porro y los que dijeron que hasta las cuatro no caía.

lunes, 9 de noviembre de 2009

imágenes que pasan


él se aleja

del bullicio

de la avenida céntrica

y vuelve a escuchar

a los pájaros

que remolonean

aún en las ramas

entre su cántico

de despertar al alba

y vuelve a su suburbio,

cruza los grandes chalets

y los territorios perrunos

y ladra él también

entre su mamúa

y tropezando

llega al rancho,

otra noche

caminando sin rumbo,

otra noche

con las manos vacías

de aroma sagrado.

un viajesito

recuedo, ya hace mucho, cuando volviamos con un amigo de esas salidas nocturnas por capi que hace tanto no retorno, y andábamos entre autopistas, paredones y él, con un TARAÁN!! me pesentaba la ciudad, haciéndose el experimentado, yo estaba volado, sí nunca lo había estado tanto, y observaba el sinfín de edificios y de avenidas como si fuera la primera vez, el sol dilataba las distancias y aparentaba la eternidad de las calles y hacía brillar las veredas y vidrieras y los vidrios de ventana de edificio que reflejaban el celeste cielo y la nube blanca que pasaba y chispeaban los pocos verdes cuadriculados entre rejas negras con final en punta y un taxi que serpenteaba amarillento y entre tanto, un rojo ascendente generaba un hoyo en el cemento que daba profundidad al gris ambiente circundante, para luego volver a su tono plano, y mis pupilas, partes del brillo, para mí invisible, sentían de nuevo el cambio, al lado mío, las paredes se retorcían, mareas de yeso, fluía todo a un tiempo, desde la esquina hasta el cielo, la misma simetría, y yo procuraba desdoblar el día, me clavaba en un graffitti descascarado y con fuerza, lo hacía repiquetear en silencio contra sí mismo, mientras mi compañero sonreía al verme en el intento de doblegar la materia con mis adentros. GAR

una noche en quilmes oeste

me estoy siempre yendo y siempre aqui, inerte, con fantasmas que repelen toda luz, todo augurio. aburrido, sin hacer, sobre las calles nuestras y libres, entre las luces azules, el humor del humo y las chicas que van a elsieland, y somos dos boludos acá, sentados, colgados, esperando a que salga una movida de un pedazo, y mientras, hablamos, me cuenta del lobo estepario, que tengo que leer eso, ya! y luego aparece el delivery y él se va y me quedo solo por un rato, allí, la angustia del asfalto de calchaquí me atropella el alma y los jóvenes bajan del bondi que viene de pereyra con conservadora en mano y algun pibito con futbol bajo el brazo, y pasan unas de esas que dan para chiflar, y luego se sienta a mi lado una piba, que ella sí que espera de verdad el bondi, y ahí, sentí la pena de no ser caradura, de no poder decir nada, aunque gustara, como si toda la sociedad, como paredón, me lo impidiera, con bayas, alambres de púa y francotirador a la testa, y luego, veloz, con mi angustia, se fue, paró un 257 y nunca más la ví, aunque fue solo una escencia lo que sentí, me hizo saber que estaba vivo y observé luego un conjunto gris sobre el cemento, al acercarme era un perrito acurrucado sobre afiches despedazados por la lluvia pasada o por la bronca reiterada a villordo o a kristinita, entre el vómito de engrudo sobre las paredes repletas de papeles del bingo anclado hace tiempo y luego, él se dió cuenta de mi presencia y levantó su olfato a mí, nos saludamos, yo palpando su cabeza y él quedándose, feliz. una vieja miraba con desagrado, veía en él sarna y garrapatas, era siempre sucio callejero en ruta, ¡ pero era tan grande! su mirada era mundos mucho más profundos que los míos y su vida se dirigía a horizontes más plenos que los de esa vieja, y con esas caricias era todo, y yo sabía también, igual que él, de ausencias, sólo que el recuerdo hacía que mis noches y días sean infierno y mientras como, cago, pienso y leo, mientras solo ando, el efímero hoy que es el ayer, es tan certero que no puedo aveces remar, aveces seguir adelante y solo ahora estoy en una parada de la espera con perro que se hace mordedor de a poco, como todo ser que vive, quiere más plaser y yo ya no estaba acariciando sus orejas y despues, viene el otro él, el primero, mi amigo y nos vamos con el 25 para otro lado, pero el perrito nos sigue hasta que la puerta se cierra tristemente en mi casa.

los heroes caidos


nada que temer

la blanca arena
en la playa
de mi mesa.
el canto indiscutible
de los recibidores
del que siembra
el olvido.
el polvo
me recuerda a dios.
el humo es el eco de mi boca.
la ceniza,
la viruta de la vida,
el fleco de los días,
la canción bienhechora
que termina
prometiendo volver
entre los sordos parlantes.

hola a todos a todo se vuelve alguna vez

día tras día mi vida se diluye entre pesares, bellezas y alegrías, noches en las que acuesto mi alma con espinas y cuesta dormir y vuelco y giro porque pinchan, pero tambien hay noches en las que, con expectativas, duermo con una sonrisa y hay mañanas en las que vuelvo a deprimir, a cansarme, a costarme levantar de la cama confortable que no me da nada, sólo pesadez y sensación volátil que al levantarme olvidé y ya no arden las llamas vivas de los sueños arcaicos de la infancia donde tocabas por primera vez un árbol. y otra vez la noche con los problemas que arrastra como carro, deshechos, resabios del día ya gastado como sol que ya vuelve a esconder sus pasos. y la mañana llega luego de ver para adentro, pero ya no están esas ganas de nuevo día, no quiero levantar, comenzar de nuevo, tardo tanto en salir del útero, no quiero volver a empezar otra vez las penas varias, el siempre igual después y los tantos cuentos que se acaban.