martes, 31 de agosto de 2010

ciudad de tormentas de siglos




“Después vi a un ángel que estaba de pie sobre el sol y gritaba
con gran fuerza a todas las aves que volaban en el cielo: ‘vengan a
reunirse para el gran festín de Dios, para devorar la carne de los
reyes, de los grandes capitanes, de los poderosos, de los caballos
y de sus jinetes; la carne de todos, libres y esclavos, pequeños y
grandes.’
Apocalipsis 20. V 17-19


Los cuervos ya vienen
Son montaña negra
Son nubes negras
De tormenta y plumas secas
Azabache color traen con ellos,
Oscuras sombras pavimentan
Nuestra ciudad y nuestras ropas
En su paso de marcha lenta
Y fúnebre con melodía triste,
Pero no se preocupen,
Es costumbre francesa,
Dejaran al muerto en su ataúd,
En su tumba
(a nosotros, los muertos)
y se irán tocando trompetas
con la felicidad en sus ojos
y chillando a viva voz
mientras sostienen nuestra mirada
en sus garras ensangrentadas
de tumbas y muertos flojos.

1 comentario:

Patricia Angulo dijo...

"Azabache color traen con ellos"

Cómo me ha gustado este poema, le has creado un ambiente especial, hay humo, se ve menos de lo que se siente, es algo onírico y a la vez los cuervos pueden estar en tu vereda, en la puerta de tu casa.

No sé, cada quien cuando lee imagina lo que quiere, rehace el poema, a mi me ha inspirado todo esto y podría seguir, es un poema disparador de otros.

Salute!