martes, 31 de agosto de 2010

el circo





El circo ya marchó,
Quedan las cenizas,
Las luces encendidas, esas lamparitas,
Solo recuerdos enceguecidos,
Mientras los caballos entrenados
Ya resbalan en el fango,
Y el elefante salpica llanto,
Y come excremento de mono,
Y el niño salpicado,
Llora lagrima de oro,
El león raquítico,
Come huesos de huesos
De perros callejeros,
Y las llamas y guanacos,
Entre su lana y su escupida,
Van arrullando al pequeño,
Que llora en brazos de su madre,
De dientes cariados y pelo de escoba,
Y el tigre pobre, sin rayas,
Se lame la cola
Cortada por la furia
Del domador tirano,
Y la carpa se escapa,
Por entre los cables y árboles,
Entre el viento y el humo,
Entre los pastizales,
Y la carpa ya baja
Como velas de navío
Sólo que el agua salada
No refresca a los gitanos,
Y ni el acordeón y la guitarra,
Pueden hoy hacer algo,
Las cenizas se expanden,
Y empañan las luces resecas,
Que se van desprendiendo,
Del follaje baldío,
Donde la basura luego
Mostrará su señorío,
Y los vendedores de dulces,
Ya regresan a sus casas,
Con el pan y el vino,
Y con los niños sin dulces
Que recorren por las calles,
Y el circo ya se aleja
En lenta marcha fúnebre,
Y acompañando al cortejo
El cielo enciende sus luces
De enrojecido pigmento
Para empezar el desaire
Por el rey que hoy ha muerto,
Y los gitanos le cantan,
Y no son ni mañanitas ni sonetos,
Le cantan frías baladas,
Le cantan requiems funestos.
El llanto se entrelaza
Con la constelación del horizonte
Y trae estrellas bostezadas
Por el exhalar de febo,
Y sus pulmones dilatados
Que buscan desesperados
El aire que ya no llega,
Espira y espira solo,
Y espira brisa
De agujas y remolinos
Exhaustos.
El circo ya acaba,
Ya el barro salpicado
Trata de tragarse
A los pobres seres,
Resbalando y chapoteando,
Los animales proceden,
El león sin dientes gime,
El tigre triste muere,
El elefante sin jungla, danza
Entre el alarido del hambre,
Y los pobres sujetos
Entre un patético vals,
Entre cigarros incrustados en sus encías,
Van despedazando
La carne de la carpa
Como aves carroñeras
Y desabrochan las lámparas
De entre los postes y el cielo,
Donde lloran los muertos bichos
Y llora el grillo su denso
Lamento de violín
Desafinado por el viento.
El circo se va,
Ya la noche entra,
Va ocultando luces,
Entre las calles y puertas
Con su salamandra de calle de piedra
Incienso de nieblas
Y olor de los pastos mojados
Y las bolsas de consorcio
Repartidas entre el barro,
Y la fiebre de los payasos
Que llorando se pelean
Con fuerza y con odio
Como fieras por su hembra.
Y el niño y su barrilete
Que ya se estanca en el suelo,
Observan el triste llanto,
Que el espectáculo muestra
Los niños con ojos de inocencia
Ríen por el tropezar violento
Del pequeño pony tuerto.
El circo ya muere
Las cenizas se acabaron
Esas llamas encendidas
Eran reflejo de vida
Y reciclaje del canto.
Circo, ya espinazo de pescado
Llevado por la boca
Del gato oscuro
Que se despliega estilizadamente
Por todo el poblado,
Con cascabel de lucero,
Con colmillos que brillan como garras,
Con pelo de estrellas,
Y galaxias lejanas,
Y ese circo ya no es,
Y ese circo ya muere,
Los gitanos le cantan,
Canción de cuna hacia la muerte.

El circo sabía,
Los equilibristas no resistirían,
La tensa soga ya está podrida,
El mago sin conejos ni pañuelos,
Con cartas marcadas
Y galera agujereada,
Ríe y deja ver, entre sus dientes,
El racimo de magia.
El circo ya sabe,
Y no tiene última morada,
No tiene coronas ni cirios
No tiene póstumas palabras.
Su llanto se esfuma,
Entre el humo del tabaco armado,
Entre el hedor de la sangre
Que rumian las llamas,
Entre el excremento lanzado
Por cafeinómanos macacos.
El circo ya fue enterrado,
La luna se ocultó de pena,
Aullaron los perros del barrio,
Los niños no tuvieron sueños,
Y a la mañana temprano
Al ver la ausencia en el lugar,
La desilusión
Fue un vacío amargo.
El alma circense sigue
Entre los corazones de los enamorados,
Entre el payaso que deja mostrar sus muelas,
Y que resbala entre las carcajadas.
Y el domador de chasquido seco
Y silla sentada,
En jaula de león furioso,
Casi con rabia
Entre las fauces del tigre
Y la trompa del elefante,
Entre el hilo de la vida parca
De los trapecistas
Entre los circos del mundo,
Y los recuerdos que quedan.

2 comentarios:

Patricia Angulo dijo...

Este leélo porfis, junto al de los cuerdos.

Los quiero oír.

El Circo.
¿te diste cuenta que en este poema recreaste un mundo? ¿que hay vida y muerte en él?

No tenés una maquina para pasar diapositivas? Estaría bueno mientras leés este poema que se vieran algunas imágenes como la que se ve en este post.

Sigo.

Patricia Angulo dijo...

quise decir junto al de los Cuervos =P