lunes, 6 de septiembre de 2010

Palabras lluviosas





Son diferentes las gotas que veo hoy caer, diferentes a aquellas que cayeron pero además, entre ellas. La tormenta nos moja ahora, como baldazos desde unos balcones tan altos como el cielo.
El problema es que comienzan las piedras, nos atacan, nos cubrimos en la toldería de una tienda y allá se escucha la alarma de algún coche acertado ya, puteando en tantas combinaciones de sonidos, mientras las gotas siguen cayendo, equilibristas entre la soga de colgar la ropa, o tan sólo kamikases contra tu cabeza.
Me gusta verlas caer y morir, chocar contra la calle, las baldosas de mi patio de atrás que se vuelven más rojas, mojadas, resbaladizas. Escogés entre una u otra, pero siempre la escogida es errónea, porque pisás y un pedazo de barro te pega de lleno, son tan azarosas esas minas-baldosas flojas entre el bombardeo que resuena en un trueno y te alcanzan sin cesar las balas que unen tu ropa, ya trapo mojado, con tu piel hasta que alcanzás un techito o un paraguas rezagado.

1 comentario:

Otro Cuento dijo...

la lluvia que grosa... imaginar en que parte del patio o en que lugar caera la siguiente? otra que contar las estrellas del cielo! :D